Thursday, September 12, 2013

Gracias

El Universo corre en mis venas. La sangre caliente se dirige a mis órganos para alimentarlos, para envolverlos en sabiduría traída desde fuera. La música que escuchan mis oídos alimenta los latidos de mi corazón y el aire busca ansiosamente oxigenar mis células. Mis manos, aturdidas, no descansan de traducir lo que mis lágrimas no saben expresar. Soy un trapo en este momento. No desfallezco, sin embargo. Me animo con la certeza de que todo pasará, de que la sabiduría que me rodea sabe lo que hace. Me llenan las cuerdas de la viola y Bach vuelve a vivir después de 300 años. Con él me siento bajo la luz de la vela en una noche fría para verter sobre el pentagrama las vibraciones del ser complejo que lucha por escapar de las leyes físicas. Tras la ventana, la noche amenaza con aplastarnos pero una fuerza interior se niega y resguarda su luz. Sabe que el camino tenebroso es una mentira y que el Universo entero le pertenece. Cuida cada paso. Cada paso resuena en su vientre. Cada paso duele y le convence de que ese pequeño ser es lo más importante. Ese pequeño ser que camina con miedo es su obra maestra. Tan frágil y gigante a la vez. Llora porque no sabe que es hijo del infinito o lo olvidó. Las estrellas atestiguan su soledad interior.  En ese desierto están todas las respuestas y ninguna. Ceso de buscar porque nada he perdido. Bach vuelve a reposar y la chacona tiene otro sentido. Ese canto nuevo dice al universo que lo entiende, que quiere devolverle con amabilidad la vibración que generó el espíritu que hay en mí, el espíritu que soy. Encontré la respuesta que ahora me sirve. La respuesta es: GRACIAS.