Tuesday, July 13, 2010

Al final...la luz

Un solo tono le bastó para reconocer la canción. La música hace que las ideas se entiendan sin necesidad de palabras. No hay quien explique y sí quien comprenda. Evangelina notaba el silencio que esa noche hacía de la casa un lugar extraño. Muchos años había pasado desde la última vez que aprovechó la soledad. En sus años de juventud disfrutaba de su desnudez sin ojos que husmearan. Ahora su única forma de sentirse liberada era cantar. Montones de canciones acumuladas durante cuarenta años de vivir en la gran capital comenzaban a emerger de su memoria. Cantaba con voz tímida al principio, con temor de que hubiera alguien en casa y ella no lo hubiera notado. A la segunda canción se disipó el miedo y comenzó a cantar una alegre melodía, de aquellas que tanto bailó los domingos en la plaza Bolivar. Era guapa entonces y los caballeron bien trajeados intercambiaban miradas entre ellos para buscar en sus ojos al contendor con más valor que la invitara a bailar. En su memoria o imaginación, a esa edad poco importa, veía su vestido azul ceñido a su cintura y sus zapatos brillantes deslizándose en las baldosas de la plaza mientras la orquesta aumenta con bríos ...
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Al cerrar sus ojos llenos de lágrimas dulces, le abandonó la oscuridad de la ceguera de este mundo y se hizo la luz.

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