En el silencio insaciable de fantasmas,
en la bulla ensordecedora del pensamiento,
en cada desagradable sorbo del tiempo
aparece lejos, aparece cerca, no sé,
el frío, la sed, el desespero.
Aprende, hijo que no naces,
a amar la vida, bien fácil, bien dificil.
Suave y dura, amarga y dulce.
En mí está vencer mis miedos
y liberarte, que vivas los tuyos,
sin reclamar a nadie, sin deberlos.
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